"El político torcido, así mientras busca la dicha, como después que la consigue, está sumamente arriesgado. Es imposible, o casi imposible, que no se descubran sus marañas, cuando le acechan tantos émulos. Y descubiertas, como ése es el cimiento de toda la fábrica, no tarda un instante la ruina [...] Éste es el estado de un político doloso. Camina por una senda muy resbaladiza, y que está toda sobre falso. Los que trabajan por derribarle, son todos aquellos, que o envidian su fortuna o aborrecen su malicia: que es lo mismo que decir que tiene por enemigos a los malos y a los buenos. ¿Cómo puede mantenerse mucho tiempo? Caerá sin duda."
(Benito Feijoo. "Teatro Crítico Universal". Tomo I, IV, vi)
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